Lo primero que hay que decir es que la Agenda 2030 es un proyecto diseñado por el globalismo neoliberal, y, por lo tanto, no se entiende que este proyecto sea comprado por todo el espectro político de izquierda estatal e independentista, el ecologismo y el feminismo.
Con la agenda 2030 y el cambio climático, la izquierda y el ecologismo cercano a la izquierda, y, en el caso de Euskadi, en el entorno de la izquierda independentista, han vuelto a comprar, al igual que lo acontecido durante la pandemia, el discurso neoliberal diseñado por el poder económico, mediante eslóganes medioambientalistas, de sostenibilidad, de reparto de la riqueza, de igualdad de género, etc., que en el fondo tienen un fin concreto, el cual está dirigido a llevar adelante cambios en distintas facetas de nuestra vida, siempre bajo la directriz ideológica del globalismo neoliberal imperante en los poderes fácticos que nos gobiernan.
Así se establecerá, a causa de la crisis energética actual, el considerar como energías verdes, a energías renovables como la eólica, pero estableciendo un menor control en el cumplimiento de los estudios ambientales requeridos. También, el considerar como energías rentables como la extracción de gas, fracking, llegándose a ser valoradas como energía verde, o bien considerar a la energía nuclear como energía verde, sin resolver, al menos, cómo se va a llevar a cabo el tratamiento de los residuos, elemento que carece de todo calificativo como renovable.
Igualmente, se llevará a cabo una elevación de la producción de alimentos transgénicos; es decir, todo lo contrario a lo defendido por la izquierda y el ecologismo hasta el momento actual.
De la misma manera nos establecerán para los diferentes sectores productivos, diciéndonos que los criterios de transformación estarán basados en la sostenibilidad, cuando la verdadera realidad es que su objetivo final no tiene nada que ver con sostenibilidad y sí con protegerse de cualquier cambio socio-económico que pudiera poner en entredicho las premisas neoliberales del mundo actual.
El supuesto progresismo, con el virus pandémico neuronal inoculado, está haciendo, con esta agenda 2030, no sólo dejación sino estrategia política propia, no dándose cuenta (o no queriendo darse cuenta) que la estrategia de esta agenda 2030 es la de ir creando y utilizando una gran crisis económica y energética, en este caso, mediante las guerras Rusia-Ucrania, Israel-Palestina, donde sólo interviene energéticamente en el gas, entonces ¿cuál es la razón para teniendo la dependencia que se tiene hoy en día del petróleo, se haya disparado la inflación y los combustibles?
Una de las razones puede estar en la necesidad de empobrecer a la población, sin ahogarla totalmente, de forma que sea necesario el subvencionismo para la subsistencia de una gran mayoría de la población, lo cual no deja de ser una transformación del voto libre en voto cautivo. De manera que el poder neoliberal consiga que, ante este reto de subsistir, a cambio se acepten todas las premisas que ese poder neoliberal establezca, premisas que en una situación anterior, no se hubiese estado dispuesto a aceptar ni por la propia sociedad ni por los partidos del espectro, llamémosle, supuestamente progresista.
En esta pandemia se ha utilizado una mezcla de salud pública y de tema medioambiental con el fin, por una parte, de laminar a la población con el verdadero virus pandémico (el virus neuronal del miedo), y por otra, con que el progresismo y la izquierda compren el discurso demagógico de la sostenibilidad, la ecología, la conservación medioambiental y el feminismo, elementos que siempre han sido consuetudinarios con ese ecologismo y con la propia izquierda.
Pero señores de la izquierda, del ecologismo, del feminismo, etc., ¿quién ha proyectado y diseñado esta agenda 2030?, ¿quiénes son los ideólogos de la misma? Supongo que tendrían que saber la respuesta, y si no lo saben es porque la compra del discurso de dicha agenda es de tal calibre que les ha hecho caer en una ceguera absoluta. Con toda probabilidad, la causa ha sido el contagio que han tenido con el virus neuronal expandido por el globalismo neoliberal, que ya dije (desde hace tiempo) iba a ser un virus que se cargaría al progresismo y a la izquierda tanto estatal como soberanista, y que, a su vez, estaba dejando el campo libre al albur de la demagogia de la ultraderecha, como ya lo estamos viendo actualmente en Europa, cuando esa opción política, aunque nos quieran dar a entender lo contrario, está igualmente alineada con ese poder neoliberal globalista, sabiendo que sus medios, como se puede comprobar a lo largo de la historia, son de un total sesgo antidemocrático.
¿Necesitaba el poder neoliberal seducir a la izquierda y al ecologismo para que se pusiera a defender esta agenda 2030? La respuesta es SÍ. Primero, dejando de lado las reivindicaciones socioeconómicas por un supuesto virus mortal, y segundo, defendiendo a ultranza una agenda 2030 supuestamente ecológica y progresista pero que la realidad es que está diseñada por y para el poder económico neoliberal.
Está claro que son los poderes económicos quiénes han diseñado esta estrategia teñida de arco iris pero, como todos sabemos, la resultante de la combinación de sus colores es el color negro, verdadero color de la agenda 2030.
El discurso, que ya nos ha venido y se recrudecerá en el futuro, tanto desde el punto de vista sanitario, de salud, laboral y medioambiental, es de un intervencionismo puro en la libertad del individuo y, en definitiva, del colectivo social, utilizando el miedo a la enfermedad y a la muerte con supuestos virus cuyo origen lo adjudicarán a las zoonosis generadas por culpa del cambio climático y del deterioro medioambiental.
Se juega, de esta manera, con algo que es patrimonio de la humanidad como si fuese propiedad de ese poder neoliberal pero transmitiendo a la población (del mismo modo que con la pandemia) que pudieran ser necesarias restricciones por el bien común, y que es necesario un cambio de paradigma en las relaciones socio-económicas, donde se potenciará la figura del subvencionismo frente a la compensación retributiva por trabajo realizado.
En resumen, el neoliberalismo lo que hace es transformar una gran crisis capitalista como la actual y dar un paso más, con un capitalismo de élite (tecnocapitalismo), mientras que al resto de la población la convierten en los nuevos esclavos de la sociedad contemporánea.
Al haber comprado el progresismo estatal e independentista este discurso en base a una supuesta sostenibilidad, avalada por el discurso neoliberal, han conseguido laminar la capacidad de protesta y revueltas al haber engullido a la parte ideológica de la sociedad, que podría haber avalado el elemento esencial reivindicativo de la misma, al igual que se ha conseguido que este progresismo se haya comido el caramelito envuelto con papel de todos los colores, donde parece que la apuesta es progresista, ecologista, feminista, cuando la realidad es que la propuesta (como resultaría de esa conjunción de colores del envoltorio del caramelo) nos llevaría a que este caramelo que degustamos es un caramelo de color negro, que nos conducirá a una sociedad más esclavizada en un sentido diferente a lo que en la historia ha representado la esclavitud.
Se pasaría a una esclavitud, que mediante la revolución tecnológica, nos llevaría a una subsistencia dependiente de las dádivas de ese poder neoliberal.
La propuesta sobre la Agenda 2030, en mi opinión, no es contraponer a lo que se propone con lo que se cree que va a ser el resultado, sino el establecer un diseño de lo propuesto en los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) enfocado hacia el beneficio de la sociedad y no hacia el beneficio del poder global neoliberal, que es como ellos lo tienen establecido en su diseño.
A continuación explico mi opinión respecto a los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS):
1. Erradicar la pobreza en todas sus formas y para todos.
Se debería basar en empoderar a la sociedad apoyando cualquier atisbo de creatividad, donde lo que impere sea el desarrollo de las personas, de manera que se posibilite el cubrir las necesidades básicas, que comprenden más que la mera subsistencia ya que el ser humano se nutre de algo más que lo puramente material. Y no llevar la estrategia de adocenar a la población mediante la dotación de un subvencionismo que le permita vivir sin dispendios, pero que, a cambio, será un buen método de los poderes para tener el voto cautivo e ir transformando la sociedad, de manera que la felicidad sea el poder subsistir sin más, eso sí, teniendo siempre presente el agradecimiento a quien le permite subsistir.
2. Poner fin al hambre, lograr la seguridad alimentaria y la mejora de la nutrición y promover la agricultura sostenible.
Establecer una seguridad alimentaria basada más en los localismos que en el globalismo, donde el entendimiento del intercambio funcione más por permeabilidad que por el materialismo crematístico propio de este globalismo neoliberal, donde, como se ha visto en este momento, nos ha llevado a una crisis alimentaria llevando años imponiendo cuotas agrícolas, ganaderas y pesqueras que no han servido nada más que para el enriquecimiento de las multinacionales y el empobrecimiento de la agricultura, ganadería y pesquería local, siendo necesario apostar por una economía alimentaria local.
3. Garantizar una vida sana y promover el bienestar para todos en todas las edades.
Durante esta pandemia hemos visto con claridad que este objetivo lo han llevado por derroteros totalmente contrarios al epígrafe establecido, como ha sido el nivel de intervencionismo en la salud de las personas, que ha llegado a ser de tal nivel, que, al final, el bienestar y la vida sana han sido y son utilizadas como una forma de coartar nuestra libertad, ya que la solución siempre la establecen responsabilizando al ciudadano y no a la Administración.
4. Garantizar una educación inclusiva, equitativa y de calidad y promover oportunidades de aprendizaje durante toda la vida.
El nivel educativo debe experimentar un cambio esencial. La educación inclusiva se debe basar (y más hoy en día) en el fomento del espíritu crítico y el debate de conocimientos e ideas, en vez del sistema actual de la evaluación basados, principalmente, en procesos memorísticos, cuando a esos conocimientos se tiene fácil acceso a través de internet, mientras que el espíritu crítico no tiene ese fácil acceso; y es aquí donde los enseñantes tienen que cambiar totalmente su ideario profesional de la enseñanza. Una sociedad a la que se le enseña a ser crítica y a tener el debate como herramienta básica del aprendizaje siempre será una sociedad más evolucionada y con una menor capacidad de manipulación, lo cual supone todo lo contrario a lo que desean los poderes neoliberales.
5. Lograr la igualdad entre los géneros y el empoderamiento de todas las mujeres y niñas.
La igualdad de género es un elemento esencial de la sociedad, pero no solo el empoderamiento de las mujeres y niñas sino también la de los hombres y niños, ya que cuando ellos hablan del empoderamiento femenino se están refiriendo a un empoderamiento frente al masculino de un mismo nivel, pero no al empoderamiento frente al poder, el cual lo conforman curiosamente tanto femenino como masculino. Mi propuesta es empoderarse frente a ese poder igualándose lo femenino y masculino en lo que significa el vocablo “persona”, el cual engloba ambos géneros sin distinción.
6. Garantizar la disponibilidad de agua y su ordenación y saneamiento sostenible.
Lo primero que la sociedad debe tener claro es que el agua es un bien de la naturaleza y por lo tanto público, cuyos propietarios somos toda la sociedad sin distinción. Con ello considero que el agua no es propiedad de ningún localismo, ni de ningún ente territorial y mucho menos de un ente privado, mientras que la gestión del recurso tiene que ser lo más cercana posible a los localismos, teniendo en cuenta la realidad hidrológica actual de nuestro país, siendo la gestión de esa unión de los localismos, la que pueda resolver los supuestos problemas hídricos del entorno.
En el caso concreto de Euskal Herria se podría decir, y sin extenderme, que debemos partir de la realidad actual que tenemos y transformarla, con el fin de que todos los habitantes seamos en nuestra parte alícuota pequeños propietarios de los recursos hídricos. Es evidente que un saneamiento sostenible va íntimamente unido a un abastecimiento sostenible y cerrando ciclo hidrológico las premisas de concepto y gestión deberían ser las mismas.
Cuando hablamos de falta de agua, lo que se deben plantear los políticos es una planificación en base a la ley de la oferta y demanda. La falta de agua no es debida, solamente, a la pluviometría, que a lo largo de un año si que puede estar distribuida de una manera caprichosa, sino que ello se debe al desequilibrio de la ley de la oferta y la demanda, y en esta intervienen directamente tanto los poderes económicos como los poderes políticos.
Un ejemplo, lo ocurrido en Doñana, donde ante una demanda cada vez más elevada, la oferta, tarde o temprano, como hemos visto con los años hidrológicos se conserva, aunque sea de forma caprichosa, pero siendo cada vez más deficitaria respecto a la demanda. Y aquí, es donde nuevamente, como ocurrió con la pandemia, los poderes político-económicos, intentan eludir sus responsabilidades, y hacer responsable a los ciudadanos, con el efecto mediático de los medios de comunicación, de algo que ellos, al menos, han gestionado de forma irresponsable e incompetente, cuando no esa responsabilidad pudiera estar en el ámbito judicial. ¿Cuál es la razón, por ejemplo, en el caso Doñana, (por citar un ejemplo entre otros muchos), se haya elevado de forma exagerada esa demanda de agua, permitiendo un incremento de actividad como cultivos como son el de la fresa, entre otros?. La respuesta es clara, por falta de planificación de oferta y demanda y porque esas actividades económicas, a nivel de impuestos, dejan bastante dinero en los municipios de la zona, dinero que gestionan los políticos y que como vemos de forma reiterada lo hacen de forma irresponsable, tanto sean de ideología conservadora (derecha), como los de ideoogía progresista (izquierda), al haber comprado el discurso del miedo respecto al tema medioambiental, a través de la Agenda 2030.
Por supuesto que quien diseña este objetivo sostenible no tiene en cuenta que el recurso hídrico es patrimonio público y, por lo tanto, propiedad de todos los habitantes del territorio. Siempre tenemos que pensar en la verdadera solidaridad y el bien común y en aquellos casos en que sea posible cerrar anillos.
7. Garantizar el acceso a una energía asequible, segura, sostenible y moderna para todos.
En el caso de la energía y, sobre todo, en las renovables, se puede decir lo mismo que se ha comentado sobre el agua en el punto 6. Se debe potenciar la gestión local allí donde las energías renovables, de tipo hidráulico, eólico, etc. puedan llevarse a cabo a un nivel más local. Siempre tenemos que pensar en la solidaridad y el bien común y en aquellos casos en que sea posible cerrar anillos.
Hay que señalar el fracaso de la ciencia oficialista, nuestros políticos y los poderes económicos, en el fomento a la utilización del coche eléctrico, iniciándose la casa por el tejado, y, no por donde siempre se debe iniciar la construcción de una casa, que es por los cimientos.
Se fomenta el que los ciudadanos nos pasemos al coche eléctrico, con criterios puramente mercantilistas y total falta de ciencia medioambiental, ya que, de inicio, el coche eléctrico es bastante más caro que el de combustión, es bastante más incómodo para repostar que el de combustión, recargándose las baterías con la misma energía que utilizan los coches de combustión, y, además se lanza al mercado, sin tener solucionado los residuos de los coches eléctricos, como son las baterías, ya que estas no duran eternamente, siendo además residuos tóxicos.
Si hablamos de la energía eólica y fotovoltaica, en primer lugar, en muchas de las circunstancias, éstas son incompatibles con el paisajismo y con la biodiversidad, afectando principalmente al paso de las aves en sus migraciones, en el caso de la eólica, y a la biodiversidad de aves esteparias y otras especies de diferentes escalas zoológicas, en el caso de la fotovoltaica (placas solares).
Ambas energías alternativas tienen nuevamente un denominador común, como es la falta de planificación. ¿Dónde están los estudios sobre las hectáreas que serían necesarias para solventar el tema energético mediante la energía eólica y fotovoltaica, y su coste a nivel de biodiversidad?. Igual que antes, no sabemos de esos estudios, pero lo que si sabemos que quienes gestionarían esas energías, como ya lo hacen actualmente, y serían los mismos que gestionan las baterías de los coches y la energía fósil.
También se podría decir, ¿por qué en la ley de vivienda no se exige en la construcción de las edificaciones, el que tengan incorporada, una vez estudiado el consumo de los vecinos de la misma, la instalación de placas solares fotovoltaicas?, la respuesta nuevamente es clara, la razón es debido a que si así fuese, las viviendas serían autogestionadas energéticamente, y pasaría a ser gestionados como cualquier otro elemento comunitario, y, por lo tanto, independientes de la red eléctrica general, y si no se llegase a cubrir el 100% de las necesidades energéticas, el diferencial sería lo único que se tendría que comprar por parte de la comunidad a dicha red eléctrica general.
8. Promover el crecimiento económico sostenido, inclusivo y sostenible, el empleo pleno y productivo y el trabajo decente para todos.
Cuando se habla de crecimiento económico inclusivo y sostenible, aunque plausible (en verdad, no es ese su objetivo), ya que tendría que cumplir con una serie de premisas que el globalismo neoliberal no las tiene presentes en modo alguno. Como hemos visto reiteradamente, por su parte, no se tiene como elemento esencial del crecimiento, lo medioambiental, lo social y lo económico como base para la redistribución de la riqueza, ya que su concepto de sostenibilidad está íntimamente ligado al materialismo puro y duro y, por lo tanto, a la sostenibilidad crematística de una élite.
9. Construir infraestructura resiliente, promover la industrialización inclusiva y sostenible y fomentar la innovación.
En este punto habría que recuperar la creación de una industria con tecnologías limpias, creando un entramado entre empresariado y trabajadores, y creo que dejando la iniciativa a la propia sociedad y no a los partidos políticos ni a los gobiernos. Estos, cuando hablan de innovación, se están refiriendo a clústers y entes que sólo sirven para alimentar el clientelismo de alto standing que tenemos en nuestro país. La innovación debe ir implícita en el propio diseño de la creación de esa nueva industria limpia.
En determinados sistemas productivos como el plástico se debería ir cambiando esos sistemas productivos por otros donde el plástico no sea el elemento predominante.
10. Reducir la desigualdad en y entre los países.
Este punto es un “canto al sol”, más propio de púlpitos de iglesia que de realidad tangible, porque lo primero que habría que hacer para reducir la desigualdad es reducirla internamente. En cuanto a la desigualdad entre países, pongo el ejemplo de África, en donde Europa, después de haberla esquilmado durante siglos, tendría que hacer desarrollismo, de manera que con ello y con cambios políticos, se lograse reconducir el tema de la inmigración.
Es evidente que lo primero que creo que hay que hacer, es atender humanamente a todas las personas que vienen en las pateras, pero luego hay que tener una política clara de que se va a hacer con esos inmigrantes, y, no se puede decir que hay que darles solución, sin decirnos a la población como y con que, y, sin decirles a los jóvenes autóctonos en paro que a ellos también hay que darles una solución. Igualmente lo primero que hay que incidir es en las mafias de esos países que lo que están haciendo es lucrarse con una total falta de respeto a los derechos humanos, así como que la verdadera solución es actuar en los países de origen devolviendo, por parte de Occidente todo lo que se les ha esquilmado siglos atrás.
11. Lograr que las ciudades y los asentamientos humanos sean inclusivos, seguros, resilientes y sostenibles.
Es evidente que todos queremos que las ciudades y asentamientos humanos sean inclusivos, seguros, resilientes y sostenibles, pero la realidad es que no lo son, y, para ello, sería necesario que las ciudades y asentamientos tuviesen un denominador común, que es el binomio de la interelación entre naturaleza y habitantes, donde el elemento cemento sería el que sobraría. Pues bien, en este punto y con la afirmación que se hace, el elemento cemento debería ser algo a prescindir, y, con ello, la edificación, ya que hoy en día la vivienda, tal como se propone, es un bien especulativo, alejado de la premisa, en la que todo ciudadano debe tener derecho a una vivienda digna, siendo un elemento esencial para la vida de los individuos, como pudiera ser la alimentación.
Este punto se tendría que llevar a cabo cambiando el paradigma del concepto vivienda; es decir, no siendo un elemento especulativo y de inversión. ¿Está dispuesto el globalismo neoliberal a eliminar de su ideario este elemento especulativo de la vivienda?
El mayor regulador del CO2 es la vegetación y en especial los sistemas de bosque, los
cuales necesitan el CO2 para su respiración, pero absorbiendo una mayor cantidad de CO2 y, producción de O2, cuando realiza la función fotosintética.Lo que no analizan es que ese exceso de CO2, se debe a que se desequilibra el balance de la oferta y demanda, mediante la actuación del ser humano, pero no por hacer el ejercicio, por parte de los ciudadanos de vivir, sino por planificar el desarrollismo meramente en base al hormigón y su interés crematístico, recayendo dicha responsabilidad en los poderes políticos y económicos.
El globalismo neoliberal nos plantea un desarrollismo urbano de las ciudades basado en el hormigón mediante la especulación inmobiliaria, dejando de lado el crear ciudades más ecológicas en un sentido propio de la ecología, creando verdaderos corredores ecológicos con especies autóctonas y, no sucedáneos de corredores que se basan en dulcificar el hormigón con la plantación de árboles que en ningún momento se les deja crecer por estar podándolos continuamente (parece que solo interesa la estética), de manera que los árboles sin copa y frondosidad difícilmente van a equilibrar esa oferta y demanda.
Hay que ir hacia una recuperación de la reforestación de las ciudades considerando que cada vez tienen que tener más de rural que de urbano, ya que esa recuperación incidirá directamente en la absorción del CO2 y en una menor insolación de forma que la temperatura ambiental bajase unos grados debido al efecto de ese arbolado frondoso.
Abandonar prácticas inútiles como la de las zonas de bajas emisiones, ya que si lo que se pretende es reducir la contaminación ambiental en dichas zonas, se deberían plantear distintas situaciones, planteándonos las siguientes preguntas, ¿se estará desplazando esa contaminación a barrios periféricos de esos barrios declarados zonas de baja emisión?, ¿son precisamente esos barrios periféricos los de menor poder adquisitivo, los que tienen que costearse un nuevo vehículo?, ¿es este tipo de medidas propio de la izquierda?.
Por otra parte, si la dispersión de la contaminación ambiental depende de la intensidad y dirección del viento, ¿no ocurrirá que en ocasiones ese exceso de contaminación aérea periférica se dirija precisamente hacia las zonas de bajas emisiones?. Nuevamente los poderes fácticos nos plantean medidas incongruentes y con total falta de criterio científico.
12. Garantizar modalidades de consumo y producción sostenibles.
Garantizar modalidades de consumo y producción sostenibles está relacionado con un cambio absoluto de los sistemas productivos y de lo que se produce siendo necesario introducir el concepto del autoconsumo y la regulación de todos aquellos productos que no cumplen con lo criterios de lo que una alimentación sana requiere, llegando incluso a su eliminación.
Algo parecido se puede decir de los sistemas productivos, donde se utilizan materiales contaminantes y de difícil reciclaje, como el plástico, utilizado en infinidad de productos de consumo humano. ¿Es eso sostenible?
La realidad es que un cambio de este tipo incide directamente en los sistemas productivos y, por lo tanto, en el valor crematístico del sistema, por lo que es difícil que estén dispuestos a cumplir con este punto, salvo ligeros enmascaramientos a los que ya nos tienen acostumbrados.
13. Adoptar medidas urgentes para combatir el cambio climático y sus efectos.
En este punto se podría decir lo mismo que en el anterior. ¿Qué medidas son las que se van a establecer para combatir el cambio climático?, ¿las que únicamente van a incidir en los ciudadanos?, ¿es que esas medidas tienen peso específico suficiente para revertir el cambio climático?
La realidad es que los dirigentes son los que tienen la obligación de solucionarlo, con medidas que conduzcan a la realización de cambios en esquemas productivos (plástico, energético), porque lo que predomina, en la actualidad, son precisamente materiales contaminantes, cuando la solución está en el origen y no en el final de la cadena que no deja de ser la ciudadanía. Y hay que añadir que el problema, al igual que en el tema sanitario, es que la solución está en manos del poder económico y, como tal poder, sólo tiene su mirada en el enriquecimiento.
Si enfocamos el tema en el tan llevado y manoseado tema del reciclaje, bandera del ecologismo, que no de la ecología, tenemos que a los ciudadanos nos piden utilizar cuanto menos plástico mejor, hasta el punto de que si no llevamos nuestra propia bolsa a la compra, que por cierto, puede ser de plástico, en el mismo supermercado previo pago nos dan dichas bolsas de plástico, en la cual, la mayoría de los productos, que vamos a comprar, están igualmente empaquetados en plástico o en tetrabrick.
De la misma manera nos enseñan a que los ciudadanos reciclemos pero la realidad es que no sabemos que es lo que verdaderamente ocurre con ese reciclaje, y se puede uno preguntar, ¿cómo es posible que acabe apareciendo tanto plástico en nuestros mares y océanos, si prácticamente se recicla todo el plástico utilizado?
Otra de las medidas en este paradigma del desarrollo sostenible es la apuesta por energías renovables, pero con la intención de incluir energías ya denostadas y contaminantes, utilizando el argumento del bien común.
14. Conservar y utilizar de forma sostenible los océanos, los mares y los recursos marinos para el desarrollo sostenible.
Cuando se establece el conservar y utilizar de forma sostenible estos elementos, no creo que haya discrepancia alguna en ello, lo que sí habrá discrepancia es en el modelo de cómo llevarlo a cabo. Con toda seguridad, se seguirá un modelo sancionador para que sea la sociedad quien tenga que solucionarlo (ejemplo, el plástico), cuando el modelo es todo lo contrario, son los poderes y los estados quienes tienen que solucionarlo actuando en origen; es decir, produciendo el máximo posible sin plástico. A fin de cuentas es la Administración quien tiene que gestionar nuestros impuestos para que esa gestión redunde en el beneficio de la ciudadanía.
Por otra parte, el desarrollo sostenible relacionado con la pesca es un elemento a cambiar respecto a la política actual de cuotas dictada desde Bruselas, lo cual acaba siendo un mercantilismo propio del liberalismo.
15. Proteger, restablecer y promover el uso sostenible de los ecosistemas terrestres, efectuar una ordenación sostenible de los bosques, luchar contra la desertificación, detener y revertir la degradación de las tierras y poner freno a la pérdida de la diversidad biológica.
El uso sostenible de los ecosistemas terrestres y todo lo que ello conlleva (ordenación sostenible de bosques, desertificación, degradación de tierras, pérdida de biodiversidad biológica) requiere políticas totalmente diferentes a las aprobadas en las cumbres climáticas, donde se ha hecho del CO2 un elemento mercantil más que medioambiental.
Igualmente, se habla de desertificación y de ordenación sostenible del bosque cuando se ha dejado camino libre a realizar la mayor agresión contra la regulación climática mundial mediante lo acontecido con las talas del Amazonas, pulmón del mundo y elemento básico para la regulación del CO2 y, por lo tanto, del calentamiento global. ¿Van a revertir los poderes políticos y económicos esas políticas de deforestación a gran escala?, ¿van a seguir haciendo mercantilismo con el medio ambiente? o ¿de una vez por todas van a dejar de lado el aspecto crematístico, cuando, además, a la postre una buena política medioambiental proporciona una mayor riqueza a la sociedad?
Aquí podríamos comentar, precisamente como elemento de cómo se contradicen sus objetivos sostenibles con su ejecución, el proyecto de construcción del nuevo Guggenheim en Urdaibai. Urdaibai es reserva de la Biosfera y ya desde un inicio su gestión ha sido totalmente negativa, ya que el saneamiento de dicha reserva, se tenía que haber realizado mucho antes que, incluso el saneamiento de la ría de Bilbo.
Un proyecto de este tipo debería estar prohibido llevarlo a cabo, y, mucho más con los epígrafes de los 17 objetivos de la Agenda 2030, ya que, de por sí, ese proyecto con el movimiento de tierras correspondiente, las infraestructuras que se tienen que realizar, la conversión de una zona ecológica en una zona donde va a predominar el turismo y todo lo que ello conlleva en lo referente a servicios, es totalmente incompatible con una reserva e la Biosfera y, por lo tanto, para la diversidad y sostenibilidad de la misma.
16. Promover sociedades pacíficas e inclusivas para el desarrollo sostenible, facilitar el acceso a la justicia para todos y crear instituciones eficaces, responsables e inclusivas a todos los niveles.
Este punto sí que es un nuevo “canto al sol” en toda regla, que está enfrascado en la hipocresía más absoluta, como lo estamos viendo ahora con la guerra Rusia – Ucrania, o la masacre de Israel en Palestina, donde la solución, que el poder globalista neoliberal propone es de tipo bélico y, por ende, de intereses crematísticos de la industria armamentística, es decir todo lo contrario a lo expresado en el epígrafe de este punto 16.
Este punto para solucionarlo realmente de forma sostenible, requiere una apuesta en toda regla por la eliminación de las instituciones a nivel europeo y mundial, de manera que las soluciones a los conflictos no se basen en criterios belicistas con su correspondiente interés crematístico, siendo esencial el que los bloques armamentísticos se vayan devaluando (llegando, incluso, a desaparecer si, en verdad, se quiere que este punto sea realmente sostenible). Se debe dar un alejamiento de soluciones como las actuales, donde el reforzamiento y el gasto en armamento sean sustituidos por la verdadera solución sostenible, que es el diálogo y el respeto a la decisión de los pueblos.
17. Fortalecer los medios de ejecución y revitalizar la alianza mundial para el desarrollo sostenible.
Con lo dicho en los puntos anteriores este punto 17 es algo de tal falta de realismo que no procede hacer comentario alguno.
Se podría decir con claridad que estos 17 objetivos son algo parecido a lo que los católicos tienen con los diez mandamientos. En principio, todos serían asumibles como principios de libertad y democracia, pero el problema, al igual que en los diez mandamientos, es que su ejecución dista totalmente de los enunciados de los objetivos, porque el poder del globalismo neoliberal, que es quien ha diseñado esta agenda 2030, sólo tiene una premisa, que es la especulación y el enriquecimiento.
El cumplimiento de los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) requeriría transformaciones socio-político-económicas a gran escala, donde se empezase a propiciar y fortalecer la autogestión de colectivos más locales, rompiendo con este globalismo a ultranza que nos está condicionando nuestra vida actual. Y para ello, la realidad es que tendría que darse una auténtica revolución pacífica y cívica donde los elementos esenciales fuesen la libertad, el respeto a los derechos individuales y colectivos como pueblo y el derecho a decir lo que se quiera ser sin impedimentos. ¿Está este globalismo neoliberal preparado para llevarla a cabo con todas sus consecuencias obviando sus intereses mercantilistas y de control de la población que supone la ejecución que están llevando a cabo de esta Agenda 2030?
La capacidad de pensamiento y autocrítica es esencial en el ser humano y esa es la herramienta que tenemos las personas para combatir a aquellos poderes que nos quieren convertir en animales adocenados y serviles, cubriendo solo nuestras necesidades físicas, pero no mentales. La realidad es que ellos, a lo que realmente tienen miedo, es al empoderamiento mental de la sociedad.
Bilbao, a 1 de noviembre de 2023
Jon Ander Etxebarria Garate
Kommentare