Recientemente en los medios de comunicación se ha hablado sobre la enfermedad de la covid, diciéndonos que ataca a diferentes órganos del cuerpo humano, y, que gracias a las vacunas se ha conseguido frenar los fallecimientos por covid, así como, que la gravedad de esta enfermedad, en la actualidad, haya sido mucho menor que en los años anteriores.
En el artículo se habla de que los efectos de la covid, se dan en múltiples órganos del cuerpo humano, como así lo certifican las 70 autopsias completas de fallecidos realizadas. Estas autopsias nos dicen que se corresponden al período abril 2020 – febrero 2021, diciéndonos también que la mayoría de los fallecidos presentaban otras patologías, y, que el 70% de los fallecidos sufrieron infecciones secundarias por bacterias y hongos.
Ante esta información podemos realizar diferentes consideraciones, que a los profesionales sanitarios, por cumplir con el oficialismo del relato, les hace no plantearse una mínima duda razonable, sobre si ha sido la covid la responsable de estos fallecimientos, o bien han sido las propias patologías, y, por las enfermedades nocosomiales que se producen en los centros hospitalarios (infecciones por hongos y virus), de manera semejante a como ocurre con la gripe estacional, donde el virus es el vehículo para que se reactiven las patologías y, para que aumenten esas dichas enfermedades, siendo la diferencia, de que con la gripe no se internan a los pacientes de la misma manera que se ha hecho con la covid, uniendo ello, los tratamientos realizados, de forma inadecuada, como son los entubamientos, la ventilación artificial y los medicamentos inmunosupresores, que se realizaron con la covid de forma diferente a como se ha realizado hasta la fecha actual con las epidemias de gripe.
En la información para culpabilizar a la covid se nos dice que esta sintomatología se corresponde con las personas que se infectaron en la primavera de 2020, cuando la realidad es que, este síndrome covid, se ha dado de forma continuada como causa de las inoculaciones, ya que un porcentaje muy alto de vacunados han cogido la enfermedad, y más de una vez, después de inocularse, por lo que podemos preguntarnos, ¿se han hecho autopsias de los fallecidos por/con covid, en este año 2022, después de haberse dado la 3ª inoculación en un porcentaje alto a la población, con el fin de comparar con las que se realizaron en su día?
Con esta información, lo que se pretende es, más bien, querer justificar los efectos adversos de las inoculaciones diciéndonos que afecta a muchos órganos del cuerpo humano, y de esa manera enmascarar estos efectos adversos graves que están ocasionando las vacunas.
Afirmar, que gracias a las vacunas se ha conseguido frenar los fallecimientos por covid, es no decir la verdad, primero, porque en el año 2022, incluso con 4ª inoculación, ha habido más fallecidos por/con covid, que en el año 2020 sin vacuna.
Afirmar, que en la actualidad, la gravedad de esta enfermedad, haya sido mucho menor que en los años anteriores y, que ello se debe a que con la vacuna se ha generado una alta inmunidad en la población, es nuevamente, no decir la verdad, ya que, por una parte, parece que esa alta inmunidad no ha conseguido que la enfermedad sea menos grave si nos atenemos a los fallecidos por/ con covid del año 2022, y, por otra, si las variantes mutadas del virus han ido en el sentido de ser menos letales, aunque más contagiosas, ¿cómo es posible que esta circunstancia, junto a las inoculaciones, no haya conseguido que se diese una disminución importante, en los fallecimientos por/con covid?, ¿no será que precisamente sean las vacunas las responsables de este incremento, como así lo confirman los datos oficiales, a diferencia de lo que nos afirma la versión del oficialismo?
Por el momento, en este momento, algunos países como el Reino Unido, están reconociendo que se han dado innumerables casos de efectos adversos y fallecidos por las vacunas.
Creo que ha llegado el momento de que, nuestros sanitarios vascos, muevan ficha y se posicionen ante todos los casos que no han salido a la luz pública, ya que, simplemente con los datos oficiales, se deduce que a más inoculaciones mas fallecidos por/con covid, dándose esa correlación según se avanza en las inoculaciones en las distintas franjas de edad.
Solamente por esta razón de fallecidos por/con covid, junto a los efectos adversos que ellos conocen, es motivo más que suficiente, para parar las inoculaciones y estudiar esta sobremortalidad que tenemos hoy en día, desde el momento que se iniciaron las inoculaciones.
Dirigiéndome a los sanitarios, decirles que tengan presente, que si la vacuna es experimental como lo reconocen las multinacionales farmacéuticas, en ciencia lo experimental tiene fecha de caducidad, por lo que, este diseño del experimento nos dice a las claras, que hay que terminar con el mismo.
Los sanitarios tienen que darse cuenta, que en este despropósito, son el eslabón débil de la cadena, y, que si no salen del relato, al final, puede recaer en ellos toda la culpa, ya que los políticos, siempre se podrán excusar, diciendo que ellos como profesionales, son los que tendrían que haber puesto encima de la mesa, en base a los datos de efectos adversos y fallecidos, una moratoria de paralizaron de las inoculaciones.
Igualmente decir, que precisamente la población con su negativa a esta 4ª inoculación, está consiguiendo que el número de fallecidos por/con covid vaya disminuyendo, siendo ello, la prueba fehaciente de que son las inoculaciones las causantes de estos fallecidos y del síndrome llamado covid.
Por otra parte, existe una parte de la población que no quiere ver nada más que el relato del oficialismo, no planteándose ninguna duda razonable, coincidiendo con que esa parte de la población ha sido la fiel defensora, durante la pandemia, de la restricción de derechos y libertades, y de la demagogia de que había que vacunarse por solidaridad, al más puro estilo antidemocrático.
Es momento, de que tanto los profesionales sanitarios, los vacunados, que al menos con la 4ª inoculación, se han planteado una duda razonable, e incluso los vacunados defensores a ultranza del oficialismo, si son capaces de dar cabida a una mínima duda razonable, a que de una vez por todas rompan el silencio, y denuncien esa sobremortalidad manifestándose públicamente.
A toda la ciudadanía, es hora de ROMPER EL SILENCIO, y acudir a la MANIFESTACIÓN del próximo día 11 de marzo en Bilbao.
Bilbo a 2 de marzo de 2023
Jon Ander Etxebarria Garate
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